miércoles, 30 de marzo de 2011

Por fin la pequeña pudo acceder por el gran pórtico de la muralla, dentro parecía rodearla un clima perfecto con olor a melocotón.
A su cabeza llegaron imagenes de una larga pipa de agua, sus labios callendo suavemente en la boquilla, y más tarde expulsando el humo con sabor a sandía, los brazos morenos de él estrechandola...él...
¡A él no quería olvidarlo!
Miró la sonrisa que le acababan de dar a la entrada, le quitó el polvo y se la colocó sobre los labios, luego volvió la cabeza y miró al guardia.

-¡Espere! Hay algo que no quiero olvidar...¿podría devolvermelo?- Ella se abalanzó sobre aquel hombre y este la miró a los ojos fría mente.

-Elija bien, solo puede llevarse consigo dos recuerdos por si algún día quisiese regresar al mundo del que no hablamos...- Él le tendió una bolsa de cuero negro y ella la removió mirando todos sus recuerdos dentro.

-Sin duda uno de los recuerdos que deseo conservar es el de él...y el otro...-Y allí se quedó eligiendo recuerdos que más tarde ataría a su lazo púrpura, el que siempre iba acariciandole la muñeca.

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