miércoles, 30 de marzo de 2011

Posibilidades

Había miles de formas de llegar al reino de lo absurdo, la más fácil, tomada por los soñadores, era la de dejarse llevar por los sonidos de Morfeo, y en la noche seguirlos cual flautista de Hamelin hasta el Anden 84 con parada en “Las mentiras”.
Al llegar allí, un hombre se acercó a Liz, el pobre caminaba cojeando del pie derecho, su pelo blanco denotaban su avanzada edad, y su mirada cansada y azul como los mares mostraba una infinita sabiduría, le tendió una venda y le hizo señas para que la colocara sobre sus ojos.
La muchacha así lo hizo, y entonces escuchó el tren en la lejanía.

-Cuando yo te diga…deberás saltar a las vías- dijo el anciano.

-¿Está loco? ¿Como piensa que le haga caso? ¿Quiere que me mate?- Ella se dispuso a desatar la cinta que cubría sus ojos cuando sintió la cálida piel del hombre contra su mano.

-Deseas olvidar todo esto… ¿no? Las lágrimas y las risas, el amor…y el odio….quieres conocer un lugar nuevo donde cambiarte por otra que sientas más cerca de tus sueños…- El anciano fue suavizando la presión que ejercía sobre las manos de ella y una solitaria lágrima quiso escapar del pañuelo que encarcelaba su mirada y recorrer su mejilla rauda y veloz hasta besar sus labios, sin embargo, Liz fue más fuerte.

-Si…eso es lo que quiero- Acertó a decir y en cuanto escuchó el tren lo bastante cerca…se lanzó a las vías sonriendo con sus últimos pensamientos aporreándole el alma.


“Este será el momento que recuerde, ahora es cuando nazco, en este instante tú desapareces y en la libreta que escribo con el nombre de mi vida guardo páginas en blanco para quien quiera compartirla"

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